
septiembre 28, 2017
Actualidad
Soledad Lorenzo: He cedido mi colección al Reina Sofia porque es un museo de todos los españoles. (ABC Sep. 2017)
Hace unos días cumplió 80 años. El mejor regalo para Soledad Lorenzo (Santander, 1937) ha sido ver colgadas en las paredes del Reina Sofía 60 de las casi 400 obras de su colección que en 2014 cedió en comodato al Museo Reina Sofía con promesa de legado. Es decir, que pasarán a ser propiedad del Estado español después de su muerte. Tras 26 años, en 2012 cerró sus puertas en la calle Orfila de Madrid la galería que llevaba su nombre, una de las más señeras de nuestro país y una de las más internacionales.
Nunca se ha considerado coleccionista (lo repite una y otra vez como un mantra), tan solo una galerista, pero a lo largo de los años se fue quedando con obras que no había logrado vender. Tras el cierre de la galería, y a la hora de hacer inventario, se dio cuenta de que atesoraba un importante legado. «No quería venderlas, porque era mi historia», advierte. No tiene hijos, aunque sí cuatro sobrinos, a los que ha regalado un par de cuadros a cada uno. Pero lo tenía claro: quería que su colección fuese a parar al Reina Sofía, «un museo de todos los españoles». Soledad Lorenzo cree en la institución pública como algo que es de todos. Cuando se lo propuso a su director, este quedó entusiasmado.
Manuel Borja-Villel no quería monumentalizar la colección y ha decidido presentarla al público en dos exposiciones; después, algunas piezas se integrarán en la colección permanente. La primera de las muestras, «Punto de encuentro», con 60 obras de 15 artistas españoles, podrá verse hasta el 27 de noviembre. En diciembre habrá una segunda parte, «Cuestiones personales», donde ya sí habrá presencia internacional.
La inteligencia de la mirada
«Nunca pensé que iba a vivir lo que estoy viviendo hoy», confesaba ayer una emocionada Soledad Lorenzo, para quien lo importante siempre ha sido «la inteligencia de la mirada». «Aparte de mi familia, el arte es lo que me constituye desde hace años. He sido muy feliz en el mundo del arte, me ha aportado amar la vida. Ha sido un privilegio trabajar como galerista todos estos años. He entendido mi trabajo como un puente con los artistas. Cada uno tiene su propia personalidad. Las descubres y te enamoras de ellas».
Con la elegancia y sencillez marca de la casa, resta importancia a su donación: «No soy generosa. He hecho un gesto inteligente: todos podrán disfrutar de estas obras. Si puedo enriquecer un poco la colección del Reina Sofía, soy felicísima». ¿Cómo las ha visto colgadas en el museo?«Muy museísticas», responde satisfecha Soledad Lorenzo.
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